El ser humano vive motivado por obtener una vida social más agradable y confortable, y para eso realiza diversas actividades. La naturaleza nos brinda las materias primas para todas las actividades humanas: agricultura, industrias, logística y servicios, comercios y la vida familiar. Las actividades sin excepción generan consumo y producen residuos. Los residuos sólidos urbanos que generan las actividades son desechados, concentrados y casi en su totalidad enterrados o incinerados con procesos insostenibles, descomponiéndose y transformándose en pasivos ambientales que generan interferencias en el equilibrio del ecosistema y en la vida humana, cerrando el ciclo de consumo sin ningún aporte sustentable.

Partiendo de la actividad que le da origen, podemos diferenciar los materiales para no mezclarlos, asegurándonos de que la actividad sea sostenible, devolviendo como recursos a la industria, a la naturaleza, o simplemente reutilizándolos, aportando valor, sustentabilidad y sostenibilidad al ciclo productivo esta vez en equilibrio: cuidando el planeta, aportando valor y generando puestos de trabajo.